De la fortificación califal al alcázar almohade
Al menos provisionalmente, el origen de la fortificación del Alcázar de Marchena se remonta a época califal tal y como demuestra una cita del historiador andalusí Ahmad al-Razi (s. X) y los restos de un muro conservado “por tramos” a lo largo del recorrido de la cerca principal almohade.
Esta construcción primitiva responde a un muro de tierra arcillosa encofrada sin calicastrar, con perfil ataludado, 2,70 m de espesor y una altura mínima de 6,80 m. Monta sobre una zapata que incluye un desagüe, documentado entre las Torres 1 y 6.
La importancia de este hallazgo, aún escasamente conocido, radica en que se trata de la primera evidencia constatada arqueológicamente de un recinto anterior al de época almohade, poniendo de relieve la importancia estratégica del enclave en época medieval.
1. Reconstrucción por tramos de la cerca principal del alcázar, conservando parcialmente algunos paños del anterior muro. La técnica utilizada sigue siendo el tapial pero de mayor consistencia y calidad, con torres de planta cuadrangular a lo largo de su perímetro, desagües y un acceso en eje acodado en el lienzo Sur (Puerta del Tiro).
El recinto presenta una superficie de 2 has con tendencia semicircular, mostrando dos ángulos extremos (Este y Oeste) de muy difícil flanqueo, lo que justificaría la presencia de una torre ochavada en el occidental (Torre del Oro) y otra posible en el oriental, aún no documentada.
A lo largo del periodo almohade (fines del s. XII-principios del s. XIII) se llevarán a cabo una serie de intervenciones dirigidas a reconstruir y mejorar las defensas de la plaza fuerte y de su espacio urbano en creciente auge y expansión hacia el sur de la misma. Éstas consistirán en: